Presentación de El eco de las sombras en Villanoir 23 |
¿Es el Pirineo aragonés el lugar ideal para armar una novela negra? Yo diría que sí. Diría que tanto el paisaje, brumoso y pardo, tan acogedor como gigantesco, como sus pueblos o las gentes que los habitan proporcionan un escenario perfecto para centrar la trama de una novela de tinte criminal. Y debe ser así; ya se acuña el término Pirineo Noir entre los amantes del género.
Txemi Parra conoce bien este decorado y lleva al lector a un rincón montañoso de Huesca. Nuestra amada Huesca. Es Parra un escritor inteligente, sí, pero también es un guionista que conoce a la perfección su profesión y te invita, con un manejo absoluto de escenas y diálogos, a entrar de sopetón en el libro.
Primera escena: Olivia sube a un telesilla, pese a que las inclemencias climáticas no aconsejan hacerlo, y a partir de ahí se pierde su pista y empieza la acción. Simón Ventura, un solitario cabo del Centro de adiestramiento de Montaña, siempre al lado de su perra Avellaneda, se hace cargo de investigar qué fue de Olivia Salvatierra. Y entonces el autor te guía por un libro lleno de tramas y subtramas y personajes maravillosos, tan bien perfilados, que hay momentos en los que una se olvida de Olivia y lee con avidez para ver qué le deparará el futuro a Manuela. Porqué sí, desde los primeros capítulos, yo me enamoré de este personaje femenino tan fuerte como vulnerable, que no ceja en su empeño de buscar la felicidad. Y es que en este libro los personajes secundarios toman el relevo de los protagonistas cuando la narración así lo requiere. Sus páginas están pobladas por personas que provocan reacciones inmediatas del lector. Los amas, los odias…
Pero os contaba al principio de esta reseña que Txemi Parra es guionista y domina el medio, así que imaginad. Una narración rápida, fluida, forjada a base de capítulos cortos que te dejan siempre con ganas de más. Sus diálogos resultan claros y ágiles y complementan la leve descripción del paisaje de tal manera que acabas viendo, viviendo, la investigación desde dentro.
Cuando empecé a leer esta novela me sentí como en casa. Estaba recorriendo lugares que conocía como si fuese una actriz de Hollywood que campa por decorados y exteriores a sus anchas. Ya no estaba leyendo tranquila en mi cama, me encontraba en Villanúa, saliendo del albergue lista para adentrarme en el próximo capítulo. Qué el buen hacer el del autor, que me cuenta lo ocurrido sumergiéndome hasta el fondo de la obra.
¿Eres de los que adoran las novelas negras que te enganchen?, ¿que te atrapen en sus páginas de manera que sientas que ya no hay vuelta atrás? Pues léeme entonces con atención… “El eco de las sombras” engancha a lo bruto. La faceta de guionista de su autor se nota. La obra, es evidente, tiene el ritmo perfecto, pero además está repleta de sorprendentes puntos de giros colocados en un momento tan oportuno, que el lector acaba viendo un culpable en cada uno de los personajes. Una madeja perfecta que el escritor desenmaraña sin necesidad de recurrir a falsos trucos de magia que lo saquen del embrollo. Lo aliña con un toque onírico que consigue darle todavía más consistencia al relato.
¿Se nota mucho que me ha encantado la novela? Os juro que me encantaría sentarme a ver la serie de El eco de las sombras para pasear de nuevo por Villanúa, Jaca, Canfranc…
Coincidí con el autor en el más entrañable festival de novela negra de España, Villanoir, y qué suerte la mía. Incorporo a mi lista de deseos lectores una nueva obra de Txemi Parra. Ojalá llegue prontito.
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