Novela alacran de Salva Alemany




Benditos festivales de novela negra que me presentan a autores como Salva Alemany. BENDITOS TODOS ELLOS. Compré Alacran por su portada, en VillaNoir, el festival de novela negra más chulo de Pirineo. Lo leí porque siempre prefiero leer en la piscina novela negra.


Así que, allá iba yo, crema factor 50, toalla, gafas de sol y libro. Y acerté escogiendo la historia de Santos, un asesino a sueldo que vive en un mundo donde todo se lleva al límite, el narcotráfico en México.

Nos lleva Alemany a través de ese telón de acero con la pericia de quien describe bien, de tal forma que el lector se siente cómodo en mitad de la selva, en mitad del desierto, en mitad de los poblados castigados por los narcos, con breves pero decisivas descripciones  que nunca  se hacen pesadas.

 Santos, que colabora con el crimen organizado, pese a su pequeño taller de motos. Que asesina por encargo por un puñado de billetes… ¿Es santos una buena persona? Mi respuesta es no, pero el lector acaba haciéndose la pregunta, y alguno dirá que sí, porque la verdad es que a Santos le coges cariño-
Y esa es la grandeza de Alacrán. Porque Santos mata con frialdad. Y aun así, ¡leches!, te cae bien.

Alemany nos lleva por un mundo cruel, el de los temibles “narcos”, sin olvidarse de otro más mundano, el de la traición, la falsa amistad… O quizá tan solo es cuestión de supervivencia. Traicionar para sobrevivir.


ENLACE A LA OBRA : Alacrán de Salva Alemany

Alacrán es una novela dura con personaje claro, la puta realidad. Esa en la que la vida no te da lo necesario para comer, y los que tienen el poder abusan de los que no lo tienen.  Un viaje a un mundo que se nos antoja lejano y está a la vuelta de cualquier esquina. Abuso de poder.
Estilo ágil que teletransporta a México. Bien narrado y bien hilado. Con un final que retuerce, que golpea al lector dejando una miel amarga en la boca de quien lee y unas ganas tremendas de volver a leer a Salva Alemany.

Al cerrar esta obra me pregunto, ¿Qué extraño motor mueve el mundo del libro para que las estanterías comerciales estén llenas de novelas de escasísima calidad y pequeñas joyas como esta se queden a mitad del camino?
Yo tuve la suerte de ir a Villanúa y volver con la novela en la maleta. Ahí queda mi reflexión.


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