-¿Por qué tienen la piel amarilla?
-Porque en vez de beber agua se beben su propio pis.
-¡Papá, no le digas esas cosas al niño!
-Entonces dile que deje de hacer preguntas.



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“Entré y él cerró la puerta tras nosotros. Las paredes eran blancas. Había un espejo de baño y una pequeña ventana, con una cortinilla negra rota. Estaban la bañera y el retrete y los azulejos del suelo. Cogió la badana de cuero para afilar la navaja de afeitar que colgaba de un gancho. Iba a ser la primera de una serie incontable de palizas que se fueron haciendo más y más frecuentes. Siempre, me parecía a mí, sin una verdadera razón.
-Bueno, bájate los pantalones.
Me bajé los pantalones.
-Bájate los calzoncillos.
Me los bajé.
Entonces me atizó. El primer golpe me produjo más impresión que dolor. El segundo me hizo más daño. Cada golpe iba incrementando el dolor. Al principio yo era consciente de las paredes, la bañera, el retrete. Al final, no podía ver nada. Mientras me pegaba me insultaba, pero yo no podía entender las palabras. Pensé en sus rosas, en las rosas que cultivaba en el patio. Pensé en su automóvil en el garaje”



Palabras en cadena- Fragmentos Senda Perdedor






Mi abuela tenía más verrugas que nunca y estaba más gorda. Parecía invencible, como si nunca fuera a morirse. Había llegado a envejecer tanto que no tenía sentido que se muriera.


Fragmentos de La senda del perdedor.
Charles Bukowski.