Como ya sabéis desde hace un par de años colaboro con dos
páginas: Ronda Huesca, donde hago reseñas de autores auto-publicados, y Ronda
Somontano.
En Ronda Somontano me propusieron centrarme en autores
aragoneses. Y qué quereis que os diga, que me encantó el proyecto. Me gustó el proyecto porque me gusta mi tierra.
Porque Aragón tiene grandes letras.
Aragón esconde entre sus paisajes palabras. Palabras bien
escritas.
Somos un sitio de tradición literaria, mirad Barbastro, mi
pequeña ciudad, con los hermanos Argensola o Manuel Vilas...
Dicho y hecho, comencé con el Elogio de la chireta, de Ildefonso García Serena, una reseña que me
trajo grandes alegría y un email de Ildefonso, de quien tengo que decir que no
conocía, que me guardaré para siempre.
“Viajar al pasado no siempre es bueno. Y sin embargo hoy os invito a viajar al pasado, a un pasado casi reciente, a un pasado cercano. Tan cercano que una no ha quitado aun su sonrisa de la cara tras el bonito viaje.Mi medio de transporte favorito es la lectura y esta vez me lleva a Barbastro… A mi Barbastro iba a escribir, pero no. Me lleva al Barbastro de mamá y los yayos. Ayer comenzó mi ruta y hoy ha concluido. He subido en “la burreta” para recordar un Barbastro que nunca vi. O tal vez sí lo vi con los ojos de mi madre, Inés, y por eso lo recuerdo. Y es la lectura, El elogio de la chireta de Idelfonso García-Serena, la que me lleva, y como lleva, queridos lectores. Como me guía a través del relato corto por este recorrido de los Escolapios a los Jardinetes, trayendo a mi memoria recuerdos de juventud, de Floresta y pipas. (Lee más aquí…)
Esta semana he continuado con Luis Zueco y su novela La
ciudad. Ya en su día reseñé El castillo, y esta vez no iba a ser menos. La ciudad
me ha llevado a Albarracín. ¡Qué bonita manera tiene Zueco de enseñarnos la
historia. ¡Y qué entretenida!
“Vamos a visitar Albarracín a través de la lectura. Porque leyendo la ciudad, se visita la ciudad. Luis Zueco nuevamente nos describe las callejuelas de esta villa aragonesa de tal forma que el lector se encuentra pasando frío mientras recorre sus callejuelas. Nos traslada con sus letras al siglo XIII para contarnos como era Albarracín, sin olvidarse de algo que a este escritor apasiona… Su historia.Es invierno y las noticias que llegan desde fuera son poco alentadoras para una fortaleza que ha resistido todos los ataques… Nadie puede con Albarracín. Zueco invita al lector a retroceder en el tiempo y ver los interesantes acontecimientos que tuvieron lugar en este emblemático pueblo aragonés.(Lee más aqui...)
¿Y la próxima?
La próxima vez, leeremos a un barbastrense ;)
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