Estás de suerte. Luis Roso ha creado una novela que reúne,
no solo estos ingredientes sino alguno más que hará que vuelvas a creer en la
novela negra.
Es aguacero una novela sobre el comportamiento rural, el núcleo
cerrado que se crea en un pueblo, sobre sus gentes y sus costumbres. Roso nos
sugiere un escenario, Las Angustias, y sitúa en del mismo a gente de dentro y
de fuera, creando una microsociedad que, por desgracia, no se comporta de
manera muy diferente a la actual, en la que tiene que entrar, rompiendo las normas
establecidas, el inspector Trevejo.
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Ernesto Trevejo |
Ernesto Trevejo es un policía de los 50 que apoya al régimen
porque es lo que toca, pero hace la vista gorda ante determinados actos. Y es
este peculiar inspector el que nos lleva por los crímenes, por las calle
mojadas de un pueblo cualquiera, por la conducta de sus personajes, por sus
reglas. Nos guía por una sociedad que a veces es ruin y otras consiente, que
marca a unos de por vida y perdona a otros, que arrastra prejuicios… Pero
también encarna Trevejo las ganas de cambio, de apertura, de transformar el
gris por un color más vivo.
En Aguacero llueve. Llueve el comportamiento equivocado, la
estigmatización, la deshonra y el ultraje. Llueve el trato de favor y clasismo,
llueven las normas y el camino correcto, ese del que no te debes salir. Sí,
llueve y llueve mucho. Pero acaba saliendo el sol entre sus páginas para
mostrarnos que todo cambio es posible, y que en nuestro país, cualquier tiempo
pasado no fue mejor.
Gracias a Roso he vuelto a disfrutar de una novela negra
bien documentada, bien estructurada y, lo que para mí es más importante, bien
contada.
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