Ventana calle luna sos del rey católico.

 

«Yo miro una ventana como otros miran zarpar un barco, como invitación a un viaje.»

 

Sirve este texto como brevísima introducción a lo que vamos a encontrar en esta obra, una viaja a través de infinitas ventanas inolvidables. Cada ventana esconde una historia detrás y hay que mirarlas para encontrarlas. Os dejo una selección de fragmentos de este libro tan especial. 

 

 

«Qué gran diferencia entre el esfuerzo por no recordar y el ejercicio de olvidar. Para olvidar es preciso tener memoria, para no recordar, hace falta recordar, iniciar la marcha hacia el recuerdo, y a medio camino ponerle un no delante, ponerle unas estacas cruzadas, una señal de prohibición ante el cadáver almacenado en la fronda de helados nenúfares de tu cerebro. Si dices: ¡olvida!, tienes el cadáver delante y tienes que hundirlo en esas profundidades, ahogarlo con tus propias manos entumecidas. Si dices: ¡no recuerdes!, el cadáver no se mueve, tú no te mueves, tú no respiras... en cuanto se renueve la respiración, deberás volver a ponerte piedras en el abrigo para no ir hacia él.»

 

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«Hay mensajes que parecen abiertos, que cualquiera podría leer, y que, sin embargo, tienen un solo destinatario.»

 

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«El dolor extremo produce transformaciones extremas: los utensilios pueden cambiar de función, el tenedor sirve de pronto para hacer daño, el cuchillo para violentar una cerradura.

Después de haber vivido prisionera tanto tiempo, experta en el catálogo de la violencia, A. se sentía como alguien que ha vivido un incendio en el interior de su casa, y para quien la ventana debe ser una puerta, una vía de escape. Mientras contaba los minutos y las horas, necesitaba la seguridad de una ventana por la cual podía saltar a la calle en cualquier momento.»


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