Comienzo aquí, ante la falta de tiempo por motivos laborales, alegraos por mí, una nueva sección de reseñas que breves que inundaran mis redes (Facebook e intagram @Rita_Piedrafita) y que recopilaré aquí, ya sabéis, el instante de la red donde un post dura 48 horas, para quien quiera revisarlas más tarde.
Empiezo por un tándem de dos novelas que me han gustado mucho por cómo me narran la historia, mucho más interesante, en las buenas obras, que la propia historia.
Postales de invierno de Ann Beattie narra la vida complicada de su protagonista metido en el bucle sin salida de sus 30 años. El tema de central de la obra podría ser el amor no correspondido que Charlie, nuestro protagonista, siente por Laura. Y Beattie nos cuenta la trama de tal manera que este amor relación acaba siendo un personaje más. La mayor parte de la trama está contada con el diálogo como casi único recurso. Interesantísimo. Fantástico como las conversaciones entre los diferentes personajes pueden componer una narración completa. No le hace falta describir ni personajes ni escenarios, alguna pincelada suelta. Todo lo deduces de las conversaciones que mantienen entre ellos. Sabes cómo son, cómo piensan, cómo actúan. En este libro, además, la psicología de sus protagonistas tiene un peso enorme. Y eso hace que esta novela sea una obra diferente no solo por su estilo tan personal, sino también por la profundidad en la que se sumerge una trama aparentemente sencilla.
“Nosotros en la noche”, de Kent Haruf, parte de una premisa muy sencilla, la soledad en la vejez. Pero Haruf se «olvida» de los guiones de diálogo y, si me apuras, hasta de las acotaciones de este. El diálogo como punto fuerte demostrándome que no solo no es necesario cumplir las normas si las rompes con cordura y elegancia, sino que las acotaciones se pueden suprimir si sabes cómo narrar.
Una obra intimista que transcurre en una típica ciudad estadounidense en la que no hay nada más que hace que cotillear al vecino. ¿Qué hacen dos personas de 70 años para paliar su soledad? Hacerse compañía, sin más. De nuevo una trama extremadamente sencilla que es narrada con tal maestría que te acabas enamorando de sus protagonistas.
Frase corta, contundente y de nuevo la conversación entre personajes como parte fundamental del libro.
Dos obras interesantes que me reafirman en algo que siempre defiendo: que innovar en literatura, supongo que como en todo, es obligado y que no son necesarias 700 páginas para llegar al lector.
Conmovedoras sin sensiblería de mercadillo. Bonitas sin aspavientos. Breves.
Añado a modo de postdata que Nosotros en la noche tiene una película que es bonita si no has leído el libro. Como es habitual.
0 comments:
Publicar un comentario