“Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo.Li.Ta.”
Hay libros que lees y encuentras una historia y al volver a leerlos te encuentras con otra totalmente diferente. Yo conocía la historia de “Lolita” y en esta segunda lectura he conocido la de “Humbert Humbert”, porque en realidad Lolita es un arriesgado viaje a la mente de Humbert, ese ser que desde el comienzo de esta novela narrada en primera persona, se confiesa pervertido y nos habla, se deleita haciéndolo incluso, de sus nínfulas, esas niñas de hasta 12 años por las que se siente atraído.
Y tú, lector, estás entre la espada y la pared. Sientes asco, sin duda, pero queda un poso de pena en tu interior. Estás al límite. No puedes permitirte el lujo de sentir pena por un personaje con ese comportamiento, por mucho que Nabokov con gran desenvoltura te haga partícipe desde el primer capitulo, por mucho que Nabokov te siente en el banco del jurado popular, por mucho que Nabokov te muestre un extraño comportamiento en esa niña llamada Dolores.
Pero tú sientes pena…
La manipulación constante que el autor ejerce sobre el lector es signo de su buen hacer literario, de su enorme pericia narrativa. Tanto dirige el escritor tu lectura que empiezas a encontrar justificación donde no la hay. Te zarandeas a ti misma para hacerte reaccionar. ¡Qué gran escritor el que esto consigue!
Varía el ritmo, la estructura e incluso la trama para dejarte coger aire cuando ya estás al borde del mareo, cuando la náusea aflora. Vamos a viajar por Estados Unidos, y tú, dócil, ya totalmente sometida a sus antojos, viajas despacio junto a Humbert y Lolita. Y respiras profundamente sabiendo que esto no acaba y que lo peor está por venir.
Porque queda el desgarrador dolor de él y, sobre todo, de ella.
“Él me destrozó el corazón. Tú apenas me destruiste la vida. “
Conforme avanzo a través de sus páginas me siento manipulada por un narrador que enloquece, que siente manías persecutorias, que ve en todos un enemigo, y que, ojo, es quien me está contado la historia.
Entonces pienso en ella, que no es más que una niña rebelde a la que ha anulado el poder de un pederasta, comprendo su extraño comportamiento y me doy cuenta de que nuestro protagonista, cómo todo maltratador, tras anular su mente va a llegar a la violencia física. Y ahora ya no siento pena, siento repulsión hacia el y hacia todos los que son como él.
Te odio Humbert Humbert. Te odio con todas mis fuerzas.
Esconde esta novela una segunda lectura muy entretenida, el profundo homenaje que hace al poema Annabel Lee de Poe. Si lo lees despacio podrás seguir infinitas pistas. Otra forma de leer Lolita, buscando a Poe. A veces de manera clara, otras en pequeñas frases que ocultan veneración hacia el poeta.
Si ya has leído Lolita léelo de nuevo y busca a Poe, si no lo has leído, deberías estar leyéndolo.
6 comments:
Recuerdo que leí Lolita a los 15 años y me quedé muy contrariada por la naturaleza de la relación que se observaba allí. Hace poco volví a leerla y debo decir que, aunque Nabokov tiene un estilo de escritura precioso, el texto es ciertamente perturbador. No puedo evitar sentir una profunda pena por Lolita y repugnancia por Humbert Humbert.
Sin duda el libro no es para todos.
Totalmente de acuerdo. No es para todos. A mí hubo momentos que me costó seguir. Sentía una profunda repugnancia. Pero al final, siempre vale la pena leer esos libros que nos causan dolor porque nos hacen reflexionar.
Muy buena reseña, comparto el sentimiento. Aunque al final, para eso están las grandes novelas literarias. Para la reflexión, diría Shakespeare; de este bastó teatro de locos. Saludos.
Las grandes novelas deben hacerte reflexionar, efectivamente.Y esta los hace. Aunque sintamos repulsión. Esa es la Magia.
Buenas: he leído la obra un par de veces, y en lo esencial coincido con la webmaster de este blog. Eso sí, hemos de tener en cuenta que la historia socialmente es inaceptable, una relación entre una menor y un adulto no es concebible con el código penal en la mano. Ahora bien, estamos hablando de literatura, y esta palabra engloba otra a mi entender: libertad de escribir. Esta truculenta -por decirlo de algún modo- historia no debe obcecar nuestro entendimiento. La obra en sí es genial, nunca antes se había escrito sobre ese tema de la forma que lo hace Nabokov, ni tan claramente. Si comparamos la narración con otros libros sobre criminales en serie donde se detalla con crudeza asesinatos rituales y descuartizamientos varios, ¿son acaso menos abominables? No, es que hablamos de literatura, y en cuanto a escribir, Nabokov sabe mucho, y lo plasma como nadie. En definitiva, una obra maestra que sigue dando que hablar décadas después de haber sido escrita. Por cierto, la película de Jeremy Irons, muy recomendable. Salu2.
Totalmente de acuerdo. Es inaceptable y tal vez por eso la obra valga tanto la pena. El lector puede odiar al pederasta, sí, per también lo puede comprender.
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