Frases de Rosa Chacel



«Y tanto tiempo, tantísimo tiempo… Y ahora a esperar a que aclare, dormir algunos ratos pensando…, un dormir que no es dormir. Los vigías y los serenos pasan las noches sin dormir, pero cuando se está en la cama uno cree que no duerme y, de cuando en cuando, se cae en un pozo, se deja de pensar o se queda uno parado en un pensamiento. Se queda uno dormido en una esperanza, en un miedo, en alguna cosa de la que no puede ir más allá porque no se le ve la vuelta… Y por fin aclarar la luz en la tronera, y es otro día…»

 

«Algo se había roto: un corazón se rompe más silenciosamente que un vaso de vidrio, no causa el estruendo con que se despide de la vida un objeto precioso: se va en silencio y deja silencio al desaparecer. Deja estupefacción porque no solo ya no es lo que era, sino que ya no es lo que iba a ser…»

 

«Tenía todas las condiciones necesarias, sabía ver, que no es lo mismo que ver. No es que veía bien, sino que veía inteligentemente, amorosa mente, rigurosamente.»

 

«La idea… Las ideas se cernían en torno a la persona. Eran como algo exento, enorme, ajeno al amor humano, aunque los humanos las amaban hasta morir… Y todavía más, las ideas, enormes, exentas, no luchaban entre sí a la altura de las nubes, como los nublados que se asaetean con sus chispas, en su orbe, sin complicar la vida a nadie. Las ideas para vencer una a la otra, buscaban, elegían a un hombre y solo con meterle una bala en la cabeza avanzaban, copaban a su enemigo por una buena temporada. Todo esto quedaba lejos o parecía quedar lejos, pero estaba en todas partes, alcanzaba todos.»

 

«El amor y la amistad se disputan el espacio. Luchan, sin agredirse: empujándose, como si fuesen cuerpos impenetrables. ¿Son impenetrables? ¿Son cuerpos? Si se empeña uno en verlos En cuanto conceptos, tiene que delimitarlos y asignarle a cada uno en su lugar… Pero cuando nadie trata de verlos y todos —más o menos, pero todos— concurren en padecerlos, en profesarlos, o en destetarlos, temerlos, esquivarlos — Que también en eso hay concurrencia—, Entonces están enredados… No, enredados no porque dos materias heterogéneas también pueden enredarse. Están como emanándose porque cualquiera de ellos puede desprenderse del otro o, por el contrario, dar acceso al otro, convertirse, intensificarse o atenuarse, secundarse o estorbarse, no solo como disputa, sino como posición esencial al objeto que es su meta. Realmente lo que se disputan más que el espacio es el potencial. Porque si fuese el espacio, sería más bien el tiempo de la dedicación —ahora predomina el uno, luego el otro—: no no es eso. Es que cuando manda el amor, Se despinta el fondo, se destina al paisaje… Se puede sostener todo lo contrario: es tópico decir que se embellece y ¡bien está, se embellece!… Pero lo que se embellece es precisamente lo que le es ajeno, lo que le rodea, le enmarca; lo que le refleja o recibe su luz. Lo que participa de su misma energía.»

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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