¡Sé viajar en el tiempo! Sé viajar en el tiempo y yo no lo
sabía. Es más, se cómo llevarte a ti conmigo en mis viajes… Viajo al siglo XIX,
Viajo a Madrid, ¿quién se viene?
Viajo a un Madrid convulso, el Madrid de mediados de XIX. Y
viajo hasta ahí para resolver un crimen. Suena bien.
Todo esto que te cuento y tu lees con ojos de sorpresa es fácil.
Coge un libro, La cajita de rapé de Javier Alonso García-Pozuelo, prepárate una
cervecita y siéntate a disfrutar. Porque de eso se trata cuando leemos, ¿no?
La obra que hoy os traigo a mi rinconcito lector es una novela
negra sencilla pero impecable. Qué bien sienta leer obras sin aspavientos, sin
muertos que resucitan, sin asesinos
falsos que buscan despistar al lector. García-Pozuelo huye de todo eso en su
Cajita de rapé.
García-Pozuelo casi se centra más en el escenario, digo casi, que en el propio crimen, y es que el autor se propone guiarnos hasta un Madrid exaltado políticamente, y se centra en describirnos no solo sus calles, sus carruajes y sus adoquines, sino también sus señores con sombreros y sus damas encopetadas. Y lo hace tan bien, que te apasiona. Así, sin más.
¿Sin más? ¿Qué dices, Rita? No me hagáis caso, queridos
lectores, no me hagáis caso que hay mucho más. Porque como en toda novela negra
hay un crimen, una chica de clase baja, una “simple” sirvienta, que muere en
una de las mejores casas de Madrid, y hay un inspector, José María Benítez, que
se empeña en que el lector no duerma. En realidad se empeña en resolver el
crimen junto a su ayudante, Ortega, pero Javier Alonso hace tan bien las cosas
que el lector quitar horas al sueño porque no sabe muy bien dónde cerrar el
libro. Ritmo se llama. Y La cajita de rape tiene un ritmo pausado, que curioso,
que te ATRAPA, repito: ¡Qué curioso!

Un crimen, una crítica social, y un inspector solitario, ya
tenemos novela negra. Sin embargo, no este buen hacer de Javier a la hora de
relatar los hecho lo que más me ha gustado de la obra. Lo mejor del libro es
que el escritor me presenta una obra que parece escrita en el XIX. Lenguaje
pausado, llano, lleno de localismos y palabras al uso en esa época. Escenarios impecables
poblados por personajes sencillos, como tú o como yo. Una situación política narrada
de manera impecable, bien documentada. Poco más le puedo pedir a una novela… Poco
más le pido, habituada como estoy a novelas negras tan complejas que ni su
autor las entiende. Casi hay que decir: Gracias Javier Alonso. Por fin una obra
como las de antes. Con un Madrid precioso para pasear mientras lees.
Gracias Javier, por regalarnos tu Cajita de rapé.
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