Leviatán... era la tercera novela de Auster que leía, algo raro es raro
en mí. No suelo repetir autores, salvo algún contemporáneo español con el que
me sienta a gusto.
Y Leviatán, me repito, es mi tercer Auster. Curioso, principalmente porque no creo que sea el último libro de él que lea.
Auster me convence cada vez más. Esa prosa aparentemente sencilla que te
lleva a un mundo propio creado por el autor. En leviatán es el mundo del azar.
Paul Auster engendra una obra difícil de escribir pero fácil para el lector.
Pensad en esto que os coemento. Fácil de leer, difícil de escribir. Queridos
míos, estamos entrando en un terreno al que pocos acceden.
Hay obras difíciles que son maestras, pero ¿Una obra aparentemente
sencilla que encierre tanto? MMMMM difícil de encontrar, insisto.
Leviatán es dominar la trama. Es el autor quien juega con los
escenarios, con los personajes, con las fechas. Es un dominio absoluto del
argumento. Sin trampas. Sin engaños. En definitiva, como debe ser.

Es esta obra buen libro de personajes, pocos, pero en la que cada uno tiene su espacio, su propia historia, su razón de ser. De personajes que guiados por el azar se encuentran y desencuentran. ¿Existe el destino? Lees Leviatán,
donde todo es natural, nada es forzado, y piensas que sí, que existe. Azar
puro. Eso es esta novela. ¿No creéis que es muy difícil crear una historia
donde el azar es un protagonista más y que a ti, lector insaciable, no te
chirríe ni una palabra? Pues ahí está Auster y su sutileza hilando entramados. Para
que disfrutemos y entandamos que hay novelas buenas y novelas mejores. Y
Leviatán es de estas últimas.
Juega con el azar y con el desdoble al más puro estilo Auster, pero
además juega con el tiempo. Idas y venidas salen de su pluma sin el más nimio
error. Alucinante. Juega tan bien con el tiempo que empieza por el final, sin
miedo, con la seguridad de quién sabe hacer muy bien las cosas. (Gracias
Auster)
Tiene la novela escondidas varias historias de esas que duelen sin
hacerte llorar, sin hurgar heridas, sin tratar de convencerte de nada. Auster
deja la elección de juzgar en el lector. Expone sin tratar de convencer y eso
me gusta. Sus personajes, siempre impecables y bien retratados. Sachs y Aaron,
Iris, Lillian y Maria Tuner… Hay que dejarse guiar por ellos, hay desenredar el
nudo de historias que el autor nos propone.
Leer a Auster significa crecer como lector. Y por eso repito. Pese a que
nunca suelo hacerlo.
6 comments:
Habrá que volver a Auster.
Anotado queda.
Querido Paco, yo he tomado la determinación de volver siempre a Auster jajaja
Excelente reseña, Rita. Auster es uno de mis autores preferidos. Quizás por lo que comentas de la aparente sencillez de su escritura. Tejer tramas y crear personajes de ese nivel requiere un dominio técnico y una inventiva de gran nivel. Auster te sumerge en su mundo y si te dejas llevar, encontrarás algunos de los temas clásicos del autor como el existencialismo y la búsqueda de la identidad.
Resaltar La Noche del Oráculo como uno de sus libros que más me gustaron y en el aspecto negativo El Libro de las Ilusiones, que no llegó a engancharme.
Un abrazo.
Es curioso, Roque, el otro día compré en un mercadillo solidario La noche del oráculo. Así que anotado queda. Gracias por tus palabras.
Auster "nos encanta" con el azaroso recorrido de sus personajes y el viaje siempre al interior de la existencia
Nos encanta siempre siempre siempre jajajaj
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