conmocionada, dolida, pequeña, sin lengua; así se siente esta lectora al terminar el Premio Novela De Barbastro 2019
un jurado que nunca falla
se titula “la versión extranjera” y la firma Florencia del Campo

No penséis que me he vuelto loca y olvide las normas del castellano, no. Es que he tropezado con mi piedra favorita, la de la innovación y el riesgo hecho novela. Dominar el lenguaje hasta el punto de jugar con él, que maravilla, que enorme experiencia lectora.
Florencia del campo juega en este breve libro con las palabras y con las formas. Nos presenta la narración en primera persona de un viaje a Estados Unidos y al centro de la vida. Y lo hace en dos versiones de un mismo hecho.

Casi cuesta reseñar el libro. No quiero hablar del tema. Quizá un poco de esta trama que no es trama, pero no del tema.

Esta trama que no lo es nos narra, insisto en el dominio absoluto de la autora de nuestra lengua, un viaje con retorno pero sin él, recordad, es un juego dramático, pero juego a fin de cuentas, para reencontrarse con su familia… Todos son versiones extranjeras de sí mismos. Madre y Hermano viven en Norte América, ella en Madrid. Todos dentro de esta obra tienen sus dos versiones. Porque este libro son dos y cien a la vez.

Hay dos que el lector captará a la primera, PRIMERA VERSIÓN contada en forma de diario, SEGUNDA VERSIÓN narrada desde la entrañas, con alteraciones en la estructura y en la escritura.

Qué difícil es curar ciertas heridas cuando una no sabe si la hirieron o se autolesionó. Qué duro es viajar a tu interior, pero sobretodo, que duro es intentar entender el interior de esas personas que te hicieron daño.

Una narradora desazonada e inconsolable que desea saber qué. Que necesita saber porqué. No sabe quien falló, ¿fue ella o fueron Madre y Hermano? Una narradora que se hace pequeñita conforme avanza su relato, y, a su vez, hace que tú te sientas cada vez más y más pequeña y que te cuelguen los pies en los asientos traseros de coches a los que no subes.

Sorprende la estructura y la corrección. Nada sobra. Nada falta, ni los puntos. Fascina la vinculación directa del dolor a la lengua materna. Ella, tan frágil, olvida su lengua materna cuando nota un dolor intenso. Ella elimina la tilde final de las palabras para ofrecer a su familia su versión extranjera, ella que pierde el habla cuando el sufrimiento es insoportable.

Inteligente, cuidada, ágil, lacerosa, triste… Me caben mil palabras para describirla, pero me siento pequeña, porque no creo que esté a la altura de Florencia del Campo y su prosa.

Del tema central no hablo, estropearía vuestra lectura. A un libro como este hay que llegar virgen. Sin pistas. Sin expectativas creadas. Hay que avanzar despacito mientras te haces pregutas, anotas sensaciones y tiras de lápiz y post-it para recordar lo que quieres volver a leer.

Nuevamente el jurado barbastrense acierta. Bendito que jurado que nos brinda estas oportunidades. Hundíos lectores en la versión extranjera, en este sublime juego de palabras, en este Premio novela Ciudad de Barbastro 2019. Estoy segura de que vais a disfrutar, lectores.

“ No sé mi lengua materna. Desaparece el habla, amordazada. Me convierto en un lápiz al que le sacaron tanta puta que por diminuto duele escribir con eso; duele, y los dedos resignados de palabras no logran sujetarlo”