Cuenta la tradición aragonesa, o por lo menos de esta parte
de Aragón que lleva el nombre del Somontano, que las almas vagan todo el año
por nuestras calles, merodean por nuestras casa y quien sabe, si hambrientas,
descansan en nuestras despensas. Cuenta esa misma tradición oral, de esa que se
transmite con la voz, que esta noche esas almas deben ser conducidas hasta el
lugar donde deben reposar ayudados por velas y dulces.
Es noche de almetas
en el Somontano de Barbastro. Y se cuentan cuentos, que aterran y a su vez encantan,
a los niños.
Y yo recordaba esto estos días atrás, mientras escuchaba a Oscar
Wilde y su recopilación de cuentos Una casa de granadas. Me ha hecho Wilde
pensar mucho en la tradición oral de la literatura. Muchos cuentos se hubiesen perdido de no ser por
trovadores, juglares, y por qué no, abuelos. Pensaba en esto mientras me deleitaba
con el nuevo audiolibro de E de la E que
contiene los cuentos de El joven rey, El cumpleaños de la Infanta, El pescador
y su alma y El niño estrella.
Cómo Wilde es Wilde y a estas alturas no vamos a discutir la
maestría narrativa de este autor, podría elegir cualquiera de esos cuentos para
esta reseña, pero me digo: Es “Noche de Almetas” y me tengo que quedar casi obligada
por la tradición con El pescador y su alma.
En el pescador y su alma, os recuerdo que yo no leo,
nuevamente Esperanza De La Encarnación me cuenta la historia, Oscar Wilde nos
narra la historia de un pescador que se enamora de una preciosa sirenita y se desprende,
por medio de brujería, de su alma para poder ir a su encuentro. Y su alma, ay, pobre
alma vagabunda, le pide que se desprenda también del corazón, porque, ¿qué será
de un alma sin un corazón que le acompañe?
Pero el amor lo puede todo y el pescador abandona a su alma
sin desprenderse del corazón ¿Cómo voy a amar a mi dulce sirena sin corazón?- le
explica antes de comenzar una nueva vida en el mar.
Y escucho con mis auriculares los cambios de registro de
Esperanza, quién con una dicción perfecta y su ritmo pausado de lectura, me
narra las desventuras de esa alma viajando por el mundo buscando la manera de
volver junto a su amo.
Sobre el amor, sobre el bien y el mal, sobre la decisiones
importantes que debemos tomar y sobre las consecuencias de las mismas. Todo esto
puede ofrecer un audiolibro de Wilde a los niños con el simple gesto de darle
al play y escuchar. Nuestros hijos ya están habituados a usar las tablets, aprovechemos
la oportunidad que la tecnología nos brinda para apórtales cultura.
Este audiolibro permanece en mí, no solo por que como adulta
sigo disfrutando de los cuentos bien contados, sino porque Wilde me ofrece unos
cuentos para reflexionar cuando apago mi móvil.
Y casi sigo notando a Esperanza leyendo para mí… Cierro los
ojos, enciendo el móvil… Cuéntame un cuento.
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