Lo ha vuelto a hacer… Benito Olmo ha vuelto a escribir una buena novela negra. He dicho negra. Podría decir policiaca, pero elijo “negra”, porque tal vez lo mejor de La tragedia del Girasol sea esa crítica social que Benito hace a través de sus letras.

Benito Olmo se abre camino entre los nuevos autores de la novela de género. Un camino que es difícil de recorrer. Se publica mucha novela negra, demasiada novela negra. Por ese motivo yo agradezco leer a Benito Olmo y sus tragedias, porque hace las cosas bien.

Me cautivó el autor con La maniobra de la tortuga(Sigue este enlace si quieres leer la reseña), y lo vuelve a hacer con su nueva historia. ¿Cómo lo hace? Con sencillez. Ahí está es truco de Olmo.
Benito Olmo avanza por la trama sin prisa y sin sobresaltos, pero dominando un ritmo narrativo para atrapar al lector. La novela ni agobia ni aburre, fluye. Fluye de manera natural, con unos personajes mundanos. Podría ser tu vecino, tu mejor amiga, o ese tontolaba que tanto se pavonea.  Esa es la magia de este autor. Ponerte delante personajes tan reales que uno se cree la novela desde su primera página. ¿Hay algo mejor que cerrar un libro pensando “Esta historia puede pasar mañana”?

Parece sencillo, pero no lo es. Por lo menos para mí. Muchas veces exclamo un ¡ANDA YA! mientras leo por la inverosimilitud de lo narrado… Y Benito me dice que no, que tengo razón, que no es necesario hacer malabares extraños con tramas y personajes para sacar una buena novela negra.
No os penséis que porque hablo de sencillez hablo de poca calidad, más bien al contrario. Se nota la evolución de este autor en su prosa, en su control absoluto de la historia, en el dominio no solo de los actos de sus personajes sino también de sus mentes.

Fotografía de Emilio Morales


Lo ha vuelto a hacer, si señores, y lo hace con un inspector que ya conocíamos, Manuel Bianquetti, un peculiar personaje que tiene todas las papeletas para caerte mal, pero chicos, que no, que acabas cogiéndole cariño. Y este Bianquetti, que va a lo suyo y es poco amigo de las normas, es quien te guía a través de la ciudad de Cádiz, gracias, Benito, por romper ciertos tópicos novelescos, en esta segunda entrega como investigador probado.
Narcotráfico y corrupción en un mundo de pijerío que Bianquetti detesta. Escribiendo estas palabras me doy cuenta de que parte del secreto de Benito es conseguir colocar a sus personajes en escenarios y situaciones impensables para ellos de manera natural, sin presionar al lector, sin apremiar acciones, en definitiva, sin forzar la novela.

La tragedia del girasol (Benito Olmo, suma de letras 2018) es una novela entretenida, de esas que lees rápido para saber el culpable, pero sobre todo es una novela honesta. Y eso, a día de hoy, es importante.
Dije al reseñar su novela La maniobra de tortuga (Suma de letras, 2016) que Benito llegaba para quedarse, y no me equivoqué. ¡Qué le vamos a hacer, tengo ojo para estas cosas!


                                       


2 comments:

www.libreriallerapacios.com dijo...

Me encanta este género, así que me apunto la novela. Gracias por la recomendación. Un saludo :)

RitaPiedrafita dijo...

Pues hoy vuelvo a la novela negra.
Atento a las pantallas. 😉