Abres un libro y de repente, tienes dos, mejor dicho... cinco.
Eso me he encontrado al adentrarme en Las
mareas, un libro, no, dos, no, cinco.
Novela, Las mareas,
que se llama, se titula, es “El color de las mareas” de Mikel Alvira. Novela a
la que yo llamo desde el principio “Las mareas”. Y le llamo las mareas, porque este
libro es eso, son mareas. Por eso y porque me gusta adueñarme de los libros que
me emocionan.
Son mareas por estar la obra llena de cambios constantes que se
producen por la fuerza de atracción. Es pleamar y bajamar. Es viento y agua
fría. Es calor y estabilidad cuando el tiempo lo permite. Es navegar en aguas
abiertas sin saber muy bien lo que te vas a encontrar.
Es marea pura.
Mikel Alvira estructura esta novela en 5 libros ordenados por
fechas. Con tempo los 4 primeros, ad libitum el último. 1898- ad libitum. Y ahí
están escondidos los dos libros que esta lectora se encuentra. Uno, el de la
trama central, el de Beatriz Tussaud y Marcel Hugarte (tan Fermina y tan
Florentino). Una historia de esas que gustan, que deleitan, que regalas. Porque
quieres que mamá la lea sabiendo que la va a soñar. Y es que este libro de una
vida lo sacan adelante unos personajes que se antojan inolvidables. No solo sus
protagonistas, esos no se antojan, se saben inolvidables, sino también todos
los que les acompañan. Hay muchas historias dentro de esta historia. La de Beatriz
y Marcel, sí, pero también la de Lina y su reivindicación, la de Nuria y Jorge,
y la de Matías, y la de Dolores, y la de Joaquín... Son sus personajes los que
toman la palabra y la toman con fuerza, adentrando al lector en San Telmo,
escenario elegido por Alvira, y en una sociedad que evoluciona despacio, pero
sin cejar en su intento de cambiar las cosas. Y poco a poco recorremos España a
través del tiempo, cambiamos de siglo y nos modernizamos. Y vivimos una guerra,
y volvemos a levantarnos para seguir adelante.
Es El color de las mareas una de esas historias que gustan, repito.
Y Mikel Alvira es un gran contador de historias. Es ahora donde me pongo cómoda
y os hablo de ese segundo libro que este narrador se saca de la manga, de su
cabeza o simplemente de su ser. Porque entre esas historia se «cuelan»
reflexiones de propio autor sobre la vida, sobre las personas, sobre los actos
y los sucesos. Y me tengo que poner cómoda para contarlo como me puse cómoda
para leerlos, porque esos «cachitos» me
han emocionado. Quizá no es emocionado la palabra que busco. Quizá es algo más
que simple emoción.
Leo para sentir. Y he sentido. Una marea de sensaciones. De
marejada a fuerte marejada. Hace el autor afirmaciones como: “Hay momentos en
la vida en las que las convicciones se ponen patas arriba, como esas sillas que
se suben sobre las mesas para fregar el suelo. Creemos imputables ciertas
convicciones y llega un soplo, una mirada o un gesto y sucumbimos como
castillos de naipes." Lápiz en mano vas subrayando, marcando, anotando. Y
eso ya dice mucho sobre un escritor que sabe como describir lo cotidiano, que
sabe emocionar con palabra escrita, que salta del papel, que te toca, que se
queda. Y es que dentro de Las mareas cada
capítulo lleva un título para guardar. Para pensar. Para sentir.
Ya me conocéis… Si subrayo el libro, reseño. Porque buscar un
lápiz es señal de que quiero quedarme para siempre con parte de su
contenido.
Se llamaba Beatriz Toussaud y no se casó con el amor de su vida.
Así arranca la novela que hoy te recomiendo. El color de las Mareas, de Mikel
Alvira.
Reseña escrita para Librotea-El País
Reseña escrita para Librotea-El País
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