"No le dijo a nadie que se iba, no se despidió de nadie, con el hermetismo férreo con que sólo le reveló a la madre el secreto de su pasión reprimida, pero a la víspera del viaje cometió a conciencia una locura última del corazón que bien pudo costarle la vida. Se puso a la medianoche su traje de domingo, y tocó a solas bajo el balcón de Fermina Daza el vals de amor que había compuesto para ella, que sólo ellos dos conocían y que fue durante tres años el emblema de su complicidad contrariada. Lo tocó murmurando la letra, con el violín bañado en lágrimas, y con una inspiración tan intensa que a los primeros compases empezaron a ladrar los perros de la calle, y luego los de la ciudad, pero después se fueron callando poco a poco por el hechizo de la música, y el vals terminó con un silencio sobrenatural. El balcón no se abrió, ni nadie se asomó a la calle, ni siquiera el sereno que casi siempre acudía con su candil tratando de medrar con las migajas de las serenatas. El acto fue un conjuro de alivio para Florentino Ariza, pues cuando guardó el violín en el estuche y se alejó por las calles muertas sin mirar hacia atrás, no sentía ya que se iba la mañana siguiente, sino que se había ido desde hacía muchos años con la disposición irrevocable de no volver jamás.".


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 "Terminaron por conocerse tanto, que antes de los treinta años de casados eran como un mismo ser dividido, y se sentían incómodos por la frecuencia con la que se adivinaban el pensamiento sin proponérselo, o por el accidente ridículo de que el uno se anticipara en público a lo que el otro iba a decir. Habían sorteado juntos las incomprensiones cotidianas, los odios instantáneos, las porquerías reciprocas y los fabulosos relámpagos de gloria de la complicidad conyugal. Fue la época en que se amaron mejor, sin prisa y sin excesos, y ambos fueron mas conscientes y agradecidos de sus victorias inverosímiles contra la adversidad. La vida había de depararles todavía otras pruebas mortales, por supuesto, pero ya no importaba: estaban en la otra orilla. 



Entonces él extendió los dedos helados en la oscuridad, buscó a tientas la otra mano en la oscuridad, y la encontró esperándolo. Ambos fueron bastante lúcidos para darse cuenta, en un mismo instante fugaz, de que ninguna de las dos era la mano que habían imaginado antes de tocarse, sino dos manos de huesos viejos. Pero en el instante siguiente ya lo eran."

"– ¿Quieres quedarte sola? -preguntó 
– Si lo quisiera no te hubiera dicho que entraras -dijo ella” 








Fragmentos de EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA 




16 comments:

Anónimo dijo...

qué pagina es?

RitaPiedrafita dijo...

Son fragmentos de diferentes partes, aunque supongo que hoy en día es fácil localizarlos 😁

ALEJANDRO GARZON CARRILLO dijo...

Magnífico para o perder de vista la genialidad de su obra... Su pensamiento sigue vivo y vigente! Gracias

RitaPiedrafita dijo...

Una de las mejores obras publicadas. Si la lees varias veces hay todo un estudio literario detrás. ♥️

Packmilenial dijo...

Que página es?

Unknown dijo...

Wua obras más hermosa que me he leído

Unknown dijo...

Lo más hermoso jamás leído ,su mejor obra

Unknown dijo...

El amor, la muerte, palabras que no se entienden del todo, pero con la genialidad del virtuoso Gabriel García se nos hace un gusto poderla casi palpar en su obra.

Unknown dijo...

Mi obra preferida por todos los tiempos...

Unknown dijo...

Que es un gran escritor como nomo novelelero y libros

Unknown dijo...

La mejor obra, excelente.

RitaPiedrafita dijo...

Totalmente de acuerdo. Una de las mejores obras.

Anónimo dijo...

Nesecito un analis de esos famragmentos

Anónimo dijo...

Solo quiero saber que página?

RitaPiedrafita dijo...

Son diferentes páginas. Salen a lo largo de la obra. Hay varios fragmentos de diferentes partes. Entiendo que también varía la edición. La mía es una de hace 30 años del desparecido Círculo de lectores.

Anónimo dijo...

Que capitulo es el primer fragmento?