Fuente de la foto Storytel


Al final, queridos lectores, de tanto mostrarme ante vosotros en mis reseñas, me vais a conocer mejor vosotros que yo misma. Porque la lectura muestra mucho de uno mismo. Y hablar sobre tus lecturas muestra mucho más. 
Hoy os traigo una nueva confesión. Lectora, por supuesto. He leído La viuda de Fiona Burton (link), bueno, no la leído, la han leído por mí. He usado el formato de audiolibro para un libro que jamás hubiese leído. Y esa parte de la confesión: nunca hubiera leído este libro en papel. Jamás. Me pasa con ese tipo de libros que copan los toptop de ventas y las estanterías centrales de las grandes librerías. Esas novelas que ves con solo asomarte a un amplio espacio lleno de libros. Que las ves porque hay 200 ejemplares colocados de frente para que veas la portada, no el aburrido lomo sin dibujo, que eso llama mucho menos la atención del futuro lector…  
Solía omitir este tipo de lectura. Pero curiosamente es el tipo de lectura que escojo cuando abro Storytel y decido que audiolibro leo, (o escucho). 

Y la viuda, en ese sentido, ha sido una elección perfecta. He disfrutado a rabiar con este audiolibro.  


La novela nos cuenta la historia de Jean y Glen. Ella, Jean, la viuda. Él, Glen, el acusado de la desaparición de una niña de 6 años, que muere nada más arrancar la novela. Con estos dos protagonistas, se crea una trama de misterio basada en la tensión psicológica creada en el lector. Un lector que sospecha todo lo que sabe Jean, pero que duda. Un lector que quiere saber dónde está la niña. Glen y la niña, que a prori son parte importante de la novela van cediendo paso a  la viuda, que con sus infinitas capas se apodera poco a poco de la historia. Como si vivir todo lo que sucedió detrás del telón no fuera suficiente para ella.  
La viuda, apocada y sumisa, necesita salir a escena.  
Fiona Barton, que define muy bien psicológicamente a sus personajes, va haciendo que ella, Jean, la que está en segundo plano, la que en vida de su marido no se atrevía casi hablar, la que hacía lo que le decían, vaya apoderándose con fuerza de la historia. 

Y en ese despliegue de alas, en ese giro de personajes, le acompañan una inspectora de policía, una periodista, fotógrafo, sus padres, la madre de la niña desaparecida, y por supuesto, el marido, acusado del secuestro de la pequeña. Se abre el telón y todos ellos salen a escena para entretener al personal.  

El audio libro está narrado por Aída Baida Gil que embauca al oyente, le convence, le engancha. La historia atrapa, sí, pero Aída Baida nos lo lee de manera tal que quien le escucha se siente prisionero de ella, de esa voz, durante algo más de 12 horas de escucha. De repente conectas el audiolibro en cada minuto libre que tienes, escuchando esta novela mientras te duchas, mientras cocinas, mientras corres, incluso si tienes minutos 15 minutos de espera en el banco. Ahora los auriculares pasan a tener un fijo sitio en el bolso, algo insólito, y ese mérito es tanto de la autora de la novela como de la narradora de la misma.  

Un audiolibro en el que los hechos caen poco a poco sobre quien escucha, lleno de sencillos giros, que te hacen sospechar y, al capítulo siguiente, dudar de tu propia conjetura.   
  
Y resulta que cuando acabas de escuchar un libro que nunca hubieras leído, te das cuenta que el audio libro y el libro son la combinación perfecta. Porque hay muchos tipos de lectores y diferentes formatos para cada uno de ellos. Y hay que experimentar todos y cada uno de ellos.  
Tal vez te pase como a mí y te lleves una grata sorpresa.  
¿Nos ponemos los auriculares?